Las caras de Alberto.

Como Bélmez, pero con mala leche.

"Ocupan toda la espalda".

Desde el pasado lunes Alberto lleva sufriendo en sus carnes un extraño fenómeno que los expertos no han sabido catalogar, su cuerpo de atleta, bueno, su cuerpo, está siendo acosado por lo que parece un fenómeno poltergeist sumamente agresivo.

“La verdad es que cuando nos llamó, nos pensamos que era coña” nos cuenta Íker Jiménez, quien ha admitido no estar realmente seguro de qué es lo que pasa con este señor.

Alberto Lumbreras, oriundo de Cádiz, acudió al médico de guardia debido a unos extraños picores en la zona lumbar. Tras conducir varias horas porque los recortes y ajusten han convertido la sanidad española en… bueno, bastará con decir que antes era aceptable y todo.

“Pues la verdad es que no le vi nada raro, tenía una pequeña manchita en la espalda pero no parecía nada grave, le dije que eso era normal y lo mandé a casa, pero claro, yo no tengo título, yo soy el fontanero, pero como cobro menos que un médico me tienen aquí de guardia”.

Efectivamente, una manchita que ocupaba toda la espalda de Alberto que con el paso del tiempo empezaba a tomar distintas formas, dividiéndose en manchas más pequeñas que poco a poco adquirieron un extraño y sorprendente parecido con rostros conocidos.

Francisco Franco, Adolf Hitler, Lord Voldemort, Benito Mussolini, Hiro Hito, Lósif Stalin y otros malosos finados aparecieron en su espalda para discutir entre ellos todo el rato, convirtiendo el día a día de Alberto en un infierno.

“Pues yo iba a comprar el pan, la cajera me decía el precio  y escuchaba a Franco quejándose por tener que pagar, Stalin diciendo que en la madre Rusia esto no pasaba, el otro que si era cosa de los judíos, otro que si los sangre sucia… un infierno”.

"Aparecieron guardia civiles, soldados...".

“Es un caso como el de las caras de Bélmez, pero en la espalda y caras con muy mala leche, de hecho uno de los investigadores recibió dos disparos a quemarropa y un hechizo crucio que lo ha dejado para comer a base de tubitos”.

Nadie se atreve a arrimarse ahora a las extrañas caras que parecen haber empezado una pequeña disputa para saber quién manda. “Desde hace un par de días han empezado a aparecerle guardias civiles, soldados alemanes, mortífagos y un gato con un violín.

“Yo es que no puedo más, cuando estoy tranquilo de pronto me empiezan a dar caña los muy rostros”.

Afortunadamente esta es una de esas noticias con un final feliz o aceptablemente alegre, ya que hace sólo unas horas en la zona lumbar de Alberto, según el testimonio de su esposa, no hay más peleas. Al parecer, el fenómeno lo ha desencadenado una nueva aparición, una cara reconocible desde lejos y que impone mucho respeto.

“Me pidió que mirase porque las notaba muy tranquilas, estaban cada una apartada de las otras, con sus respectivos soldados charlando entre ellos sin nada que hacer, y allí en medio estaba la cara nueva, la cara de Angela Merkel”.

No sabemos si en su afán de mandar en Europa la Merkel se ha instalado en la espalda de Alberto o no, pero la situación es clara. “Ahora no hacen ruido, pero la verdad, me empiezan a dar un poco de penita, porque la Merkel los tiene tiesos como una vela”.

Seguiremos informando.