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martes, 1 de marzo de 2011

Le roban y denuncian.

Antes de empezar, quisiera volver la vista atrás. Pronto hará dos meses desde que la cosa esta de Ex-mundo empezó a andar en internet tras el paso por Facebook. Dos meses y aún no me han detenido, advertido ni llamado la atención, sólo meras cartas con amenazas de muerte. Dos meses de risas y lágrimas en los que he colgado montones de chorradas. Lo sé, no es demasiado tiempo, pero el número de lectores y seguidores de este blog ha crecido de manera exponencial. ¡¡A ver si cerramos el año con más de 10 lectores!! 



“Ya no se puede ir por la calle sin que un desaprensivo te haga caer de la moto”.

En la tarde de ayer Ramón caminaba por la calle como tantas veces, vestido de persona normal, volviendo a su casa tras toda una tarde de respetar la ley y cumplir las normas en casa de unos amigos. Avanzaba por la calle de San Jerónimo, pensando en lo que piensa la gente que sigue las reglas siempre que puede: su hipoteca, cuando de repente el ensordecedor sonido de ciclomotor se vibró por la calle. Eran dos jóvenes, de diecisiete y quince años, con varios botes de gomina en la cabeza para mantener la gorra sujeta en lugar del casco. Sin camisa, sólo vestidos con sendos pantalones de marca y con brillantes colgantes de oro con los que podían alumbrar la calle, también se podría decir que se acercaron dos puñeteros canis.
El ciclomotor, trucado para tener mayor cilindrada, a escape libre, sin papeles ni seguro y faltándole ambos espejos retrovisores, se le acercó por la espalda a gran velocidad y el joven de quince años, que iba de paquete, le arrancó la cartera y el mechero del bolsillo.
Debido al movimiento realizado, la moto se desestabilizó y perdieron el equilibrio sobre esta.
“Ya no se puede ir por la calle sin que un desaprensivo te haga caer de la moto, a ese hombre habría que ahorcarlo vivo”, nos gritaba la desolada madre del más joven.
La moto rodó varios metros para detenerse contra un vehículo aparcado en doble fila que apenas sufrió desperfectos, el chico de quince años rodó por el suelo, en un giro perdió la gorra y chocó de cabeza contra uno de los árboles que adornan dicha calle. Por fortuna, la gran cantidad de gomina de su pelo amortiguó el impacto, dejándole pegado al tronco a varios metros del suelo. 

“No, si ya estaba así”

El joven que conducía el ciclomotor no tuvo tanta suerte, pues al no llevar camisa, empezó a rasparse la piel con la fricción de todo el oro que llevaba. “Parecía un sonajero mientras rodaba”, nos cuentan testigos presenciales del suceso.


El cani, animal gregario, vive en grupos de 4 a 26 indivíduos. Suelen moverse en un par de coches "tuneados" hasta arriba de estos seres y con música mala a todo volumen. Son muy dados a defender su territorio cuando tienen una ventaja de 20 a uno, si no, se retiran hasta mejor ocasión. 
Varios grupos ecologistas lo consideran una plaga, creando un grupo llamado "erradiquemos al cani, salvemos al bicho de la patata".

También se detuvo bruscamente al chocar de boca contra un señor obeso que pasaba por allí. Se levantó al momento, pero empezó a hablar como si tuviese algún problema mental. “No, si él ya estaba así, no es que sea retrasado ni nada, namás que es tonto”, relatan los que le conocen.
“Lo que importa aquí es que dos jóvenes con un prometedor futuro por delante, han tenido un grave accidente del que han salido vivos por suerte, debido a la imprudencia de ese señor que tenía la cartera tan escondida”, nos cuenta el juez del caso, pues las familias de los chicos han denunciado a Ramón.
“Si los chicos querían la cartera, seguro que era para ir a estudiar o pagarse una carrera. A lo mejor tenían hambre los animalicos”, insiste el veterinario local, que fue el primero en atender a los chicos accidentados.
Ramón, que se creía víctima, tuvo que ser escoltado por la guardia civil debido a que los lugareños intentaban lincharle por “la atrocidad”. “Si la verdad es que yo ni me enteré, pero me dieron un tirón y ya, ¿qué culpa tengo yo de que me robasen la cartera?, si yo ni siquiera tuve tiempo de reaccionar, que ni les toqué ni leches, se la pegaron ellos solos”.
Piden al menos veinte años de condena para Ramón, por provocar un accidente a “dos jóvenes prometedores cuyas vidas han sido truncadas”. Algunos insisten en que es demasiado para una persona que se limitaba a caminar por la calle.
“A ver, si empezamos a juzgar a los delincuentes, vamos mal”, respondió el juez del caso.
Por el momento, siguen las operaciones de los bomberos para despegar al chico de quince años del árbol contra el que se estrelló, ya que, según los bomberos, “la gomina ha convertido al joven y el árbol en una sola cosa, y en lugar de un jardinero, tendrán que llamar a un cirujano para separarlos.
 Arriba, la imagen del joven que conducía y tuvo tan aparatoso impacto contra un señor con sobrepeso (que no se detuvo a auxiliarlo y está en busca y captura por dejar basura tirada por la calle). Muchos piensan que se quedó ligeramente tocado tras el golpe, sin embargo, esta foto de antes del golpe demuestra que ya venía así de casa.


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