Sorprendente historia con final de película.

Sorprendente el caso de Agustín, señor andaluz de 1.92 y 140 Kg. Fue sacada a la luz su historia conociéndose que, por su aspecto peludo e hirsuto fue confundido, de manera bastante absurda, fue confundido en 2005 con uno de los últimos ejemplares machos de Oso ibérico. Especie relegada actualmente al norte de nuestro país, siendo actualmente unos 80 ejemplares.

Todo sucedía durante sus vacaciones en el norte, mientras que este señor, oriundo de Cádiz, paseaba por el monte cuando se encontró con un hermoso lago, en el cual decidió refrescarse las pantorrillas y, más tarde, el cuerpo entero. Escuchó entonces un extraño sonido a sus espaldas. “No pude ver nada, sólo escuché aquello y me derrumbé antes de darme cuenta”.

El sonido, no era otro que el de un helicóptero bajo el control de uno de los grupos de preservación de esta magnífica criatura, que le dispararon un poderoso sedante, dejándole fuera de combate en un momento.

“Desperté en una jaula, desnudo y asustado, al lado de una osa enorme”, nos explica en su casa de Cádiz. Y es que la intención principal del grupo ecologista era la reproducción de una de sus osas jóvenes, “Paquilla”.

Según nos contaron los miembros del grupo, los primeros días de cautiverio fueron intrigantes, ya que nunca antes un oso les había preguntado cómo iba el Cádiz club de futbol ni les había pedido tabaco. “Nos sorprendió, pero como no sabemos demasiado sobre esta bella especie de plantígrado,  supusimos que en su hábitat natural tenían cierta cultura racial o algo por el estilo”, expusieron los ecologistas.

Pasó el primer mes de cautiverio sin resultados, bajo la atenta mirada de los miembros del grupo ecologista, que controlaban cada uno de los movimientos de Agustín y “Paquilla”. Pero, como se suele decir, el roce hace el cariño. “Cada día me parecía que Paquilla estaba más guapa, y la verdad, dejó de importarme su manía de olisquearme, su olor a pescado o que defecase a mi lado todas las mañanas, empecé a verla como la joven hermosa hembra que era”, por lo que, como se sobreentiende, pasó lo que tenía que pasar.

“Estaba escuchando en la radio el futbol, el Cádiz jugaba con el Xerez y, cuando ganaron por 0-2, la emoción fue inmensa. Sabiendo que mi equipo ascendía a primera, no podía menos que celebrarlo, y claro, Paquita me ponía ojos…”

Aquí tenemos a Roberto, el osezno pequeño de Agustín, posando para nuestro piriódico, que no periódico, sin saber lo mucho que esto le podrá lastrar en su futuro. Realmente, ha sido una grata noticia para todos los miembros del grupo ecologista que Agustín no se comiese a sus hijos, un punto a favor de la raza humana.

A día de hoy, Agustín ha sido liberado y regresó a su tierra natal. Debido a problemas de convivencia, “Paquita” y él ya no están juntos, sin embargo comparten la tutela de sus cuatro oseznos que hoy mismo vuelven tras pasar el fin de semana con su padre.

“Es una historia que he sacado a la luz porque estoy orgulloso de mis hijos, el chico ya sabe pescar y le compré una caña nueva el otro día. Todo es muy bonito, y estoy escribiendo un guión para hacer la película”.